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A continuación se reproduce el Certificado y Acta de la Sesión de la Junta Suprema de las Cortes de Aragón del 9 de junio de 1808 y el manifiesto de José de Palafox del 31 de mayo del mismo año.

Pero antes un poco de historia:

Poco después del levantamiento zaragozano del 24 de mayo, José de Palafox convocó una reunión de las Cortes aragonesas, con el objetivo de cubrir el vacío de poder creado tras la destitución del anterior Capitán General y su nombramiento para tal cargo.

Las Cortes se reunieron el 9 de junio en la sala del Ayuntamiento de Zaragoza, con asistencia de los cuatro brazos tradicionales del Reino de Aragón. Las presiones recibidas por Palafox en los días anteriores para que no reuniese las Cortes, estuvieron a punto de hacerlas fracasar, pero finalmente Lorenzo Calvo de Rozas -que sería secretario de las mismas- logró convencerle de que las abriese.

Por el brazo eclesiástico concurrieron el Obispo de Huesca y otras nueve dignidades eclesiásticas; por la nobleza, los condes de Sástago, Sobradiel y Torresecas y los marqueses de Santa Coloma, Fuente Olivar, Zafra y Ariño; por las ciudades con voto en Cortes de Castilla estuvieron presentes Zaragoza, Tarazona, Jaca, Calatayud, Borja, Teruel, Fraga y Cinco Villas; y por los hijosdalgos, nueve representantes de cinco partidos. En total, apenas 34 representantes frente a la numerosa representación existente en las convocatorias anteriores. Palafox sometió a la consideración de los reunidos la constitución de una junta permanente de las Cortes, la proclamación de Fernando VII y la reunión con los diputados de las demás provincias y reinos de España.

Las Cortes resolvieron por aclamación proclamar a Fernando VII y reconocieron a Palafox como Capitán General y gobernador político y militar de Aragón, ratificando así la situación de hecho. También nombraron una junta permanente (formada por Antonio Cornel, el Obispo de Huesca, el Regente de la Audiencia, el Conde de Sástago, Pedro María Ric y el Marqués de Fuente Olivar), y acordaron celebrar una nueva sesión cinco días más tarde.

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Una vez ratificado en sus cargos, Palafox dejó de tener interés en las Cortes. La junta permanente nunca llegó a reunirse, varios de sus miembros abandonaron la ciudad, y tampoco se celebró la proyectada segunda sesión. El comienzo de la guerra, con la desastrosa acción de Figueruelas, había colocado los problemas militares en primer plano, postergando la cuestión de la legitimidad. Palafox actuó desde ese momento como el jefe político y militar indiscutible. La importancia de la celebración de estas Cortes no radica tanto en sus decisiones, como en el hecho de que después de más de un siglo desde la celebración de las anteriores, y en una situación de vacío legal, fuesen concebidas como el único instrumento capaz de legitimar la acción de las nuevas autoridades.

 

Fuente: Enciclopedia Aragonesa

• Bibliog.: Peiró, A.: Las Cortes Aragonesas de 1808. Pervivencias forales y revolución popular; Z., 1985.

 

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